En el trazado urbano original el Libertador de América José San Martín
sería recordado con un inmenso parque en 52 y 25, mientras que la actual plaza
de 7 y 52 conmemoraría a los Revolucionarios de Mayo y al Presidente Bernardino
Rivadavia. Es por ello que entre 1901 y 1914 se la conoció como “Plaza Primera
Junta”.
Hacía fines del siglo XIX lo común era que las esculturas se encuentren en
espacios cerrados como iglesias y palacios públicos, pero el pensamiento urbano
cambiaba y la ciudad no deseaba escapar de la modernidad. Además, los
monumentos no solo son objetos que embellecen un espacio público, también
resultan importantes objetos para la educación y reafirmación ideológica.
Sabiendo esto, el gobernador Dardo Rocha no escatimó en los gastos.
La ciudad había sido recientemente fundada, estaba lejos de ser una
metrópolis, pero aun así contrató el reconocido escultor italiano Pietro Costa,
profesor de la Real Escuela de Bellas Artes de Italia, por un monto de 23.000
francos. El encargo fue por la construcción de nueve estatuas en mármol blanco
de 2 metros cada una, aunque en ese momento no existía una idea precisa de cómo
se emplazarían exactamente.
La tarea de diseñar el complejo escultórico recayó en el artista Lucio
Rossi, pero las constantes demoras presupuestarias se agravaron con la crisis
económica de 1890. Finalmente, en septiembre de 1900 se aprobó ley 2714 para su
construcción del complejo. Las obras comenzaron al año siguiente, pero las
constantes peleas entre el escultor y los funcionarios municipales terminaron
por paralizar la obra. Finalmente, el contrato caducó en 1902, y el artista fue
remplazado Abraham Giovanola, de origen milanes.
Los trabajos se retomaron, y en 1903 el histórico Monumento a la Primera
Junta de Gobierno vio la luz, aunque con bastantes modificaciones. Tal como
muestran las postales de la época, los revolucionarios de 1810 rodean una
columna jónica que eleva la imagen de una mujer: “La Libertad”. Con uno
inmensos 20 metros de altura y 16 de ancho, se encontraba rodeado por unas
escalinatas. Y eventualmente también se colocaban banderas argentinas junto a
cada estatua.
Este proyecto fue duramente criticado desde su inauguración por la falta de
estética y por los rotundos cambios. El senador López Cabanillas afirmó: “tiene
algo del cementerio de Don Juan Tenorio" (sesión de la cámara alta del 19
de julio de 1909). La columna principal estaba realizada en mampostería, cuando
debía haber sido hecha de granito. Peor aún, la imagen principal de cuatro
metros había sido realizada en barro cocido. Otro detalle que restaba valor
visual fue el hecho de que todas las estatuas en mármol medían exactamente lo
mismo, el encargo original no había contemplado la diferencia de estatura entre
los próceres.
Con el paso del tiempo se le encargó a Lucio Rossi algunas modificaciones
en un intento de mejorar su popularidad. La columna fue divida en secciones
introduciendo capiteles y ornamentos alegóricos. En este proceso incorporó un
escudo nacional y el tradicional Sol de Mayo al pie de la Libertad. Pero todo
fue en vano.
El final del complejo escultórico llegó el 21 de abril de 1913 cuándo la legislatura aprobó la ley 3469. La misma estableció su reemplazo por el actual monumento al General José San Martín. Las partes individuales del desdichado monumento debían ser resguardadas hasta que se reconstruya el complejo en algún otro espacio verde.
El proyecto de Lucio Rossi
Si bien nunca se llegó a construir el homenaje ideado por Lucio Rossi,
existen algunos bocetos que evidencian la profunda diferencia artística y
económica de los años.
En este esquema se proyectaba un complejo más pequeño, de unos 14 metros de
alto por 10 de ancho aproximadamente. Pero lo que perdía en dimensiones lo
ganaba en detalles y calidad de materiales. En vez de una imagen en barro de
“La Libertad”, la figura femenina hubiese sido realizada en bronce. Además,
esta representaría a “La República” sentada en un trono mientras sostendría una
lanza criolla y los textos legislativos. A sus pies, en el capitel de la columna
llevaría grabada la palabra “Democracia” y un escudo lateral. Por debajo, el
tradicional Sol de Mayo y los miembros de la Primera Junta de Gobierno.
Otra diferencia notable entre los proyectos de Abraham Giovanola y Lucio
Rossi es la culminación de la base del complejo. El primero construyó una base
escalonada de casi 360° y accesos principales. El segundo había pensado en solo
un ingreso principal de cara al General Cornelio Saavedra, mientras que el
resto tendría laterales perimetrales asemejándose a balcones.
El Destino de las Estatuas.
La Ley Provincial 3469 había establecido que las nueve figuras sean
resguardadas hasta que el Monumento a la Primera Junta encuentre un diseño y
hogar público adecuado; pero posteriormente se propuso distribuir las imágenes
por las plazas platenses, cosa que ocurrió parcialmente.
El Presidente de la Junta, el General Cornelio Saavedra encontró su
descanso con la creación del Parque Saavedra en 13 y 66. Rodeado de palmeras
sobre la calle interna que separa el lago artificial y el ex-jardín botánico
General Uriburu.
En 1920 el Secretario Juan José Paso encontró su lugar en la plaza de 13 y
44, la cuál había sido recientemente modificada ante el abrupto crecimiento de
la ciudad.
También en 1920 llegó el Vocal Domingo Matheu a su plaza de 1 y 66. Esta
zona ya llevaba varios años habitada, y fueron los propios vecinos los que
desde 1912 reclamaban por la parquización del espacio verde y la instalación de
la estatua.
El Secretario de la Junta y creador de la Bandera Nacional Manuel Belgrano
iba a tener un predio en 13 y 38 con dimensiones similares al de Saavedra, pero
por diferentes motivos este espacio verde jamás pudo consolidarse con tal
magnitud. En consecuencia, su figura de mármol vagó por los depósitos hasta ser
inaugurada en la “Plaza Belgrano” del vecino Partido de Ensenada.
El Vocal Juan Larrea es el único miembro de la junta que no posee una plaza
en La Plata que lo recuerde, lo cual complicó la designación de una ubicación.
Tras deambular por los edificios municipales, el vecino Aldolfo Chiape gestionó
la donación al Partido de Berisso, pues este es no poseía ninguna estatua
pública. Finalmente, hoy puede ser visitada en la rambla de la avenida Río de
Janeiro y Montevideo.
Si bien la segunda plaza más importante de La Plata lleva su nombre, el
Secretario Mariano Moreno escapó a este destino luego de algunos proyectos
truncados. Su imagen fue donada a la municipalidad de San Vicente, quien la
instaló en la plaza principal que lleva su mismo nombre. Recién en 1999 una
nueva figura de Mariano Moreno llegaría a La Plata, esta vez realizada en
bronce.
El Vocal y sacerdote Manuel Alberti tampoco pudo encontrar su lugar en la
ciudad, pues el parque que lo homenajea en 25 y 38 aún estaba lejos de ser una
realidad tangible. El tiempo lo llevó a un mejor destino, el Partido de
Alberti. Desde el 2 de octubre de 1927 es una figura icónica de la céntrica
plaza “General Arias”.
Luego de pasar años desaparecida, pese a tener su plaza 19 y 44, la figura
del General Miguel Azcuénaga fue rastreada por Juan Greco del portal
“laplatamágica.com.ar”. El militar habría merodeado por la provincia de Buenos
Aires hasta ser olvidado en un depósito de Junín. Cuándo este Partido inauguró
el "Museo Municipal de Arte", la imagen fue incorporada a la
colección sin conocimiento exacto de su largo pasado.
Finalmente, la escultura del sexto Vocal, Juan José Castelli, fue otra de
las que estuvo perdida durante largo tiempo, pero nuevamente gracias al trabajo
de Juan Greco y su red de contactos, pudo ser ubicada en la ciudad de Los
Toldos, en la plaza “Granadero Baigorria”.
Por su parte, la figura de “La Libertad” y otros detalles se habrían
perdido durante la demolición.