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Una de las joyas del Tudor en la ciudad, en diagonal 74 y 15 |
Tiene origen en la Edad Media y comenzó a expresarse en viviendas de City
Bell a principios del siglo pasado.
Son las construcciones típicas del casco histórico de City Bell. La calle
Cantilo y varios que la atraviesan muestran esa arquitectura tan particular que
llegó a La Plata, pasados los primeros años de la creación de la capital
provincial, de la mano de los ingleses que habían traído el transporte de
trenes a la Argentina. El estilo Tudor, con toda su impronta, también se
encuentra en casas -algunas verdaderas mansiones y otras más discretas- de
distintos barrios de la Ciudad.
Arcos; ventanas mirador, algunas salientes tipo “bow window”; entramados en
madera sobre fachada y muros; techos con una caída pronunciada; el detalle de
molduras interiores y exteriores; y una tendencia a fundirse con la naturaleza
a través de paredes tapizadas por hojas de enredaderas. Con esos detalles se
identifica el estilo Tudor, nacido en Inglaterra avanzada la Edad Media y
llamado así por la dinastía real que gobernó esa región europea entre 1485 y
1603, es decir, durante el esplendor de esa vertiente de la arquitectura
occidental.
Especialistas dedicados al patrimonio urbano platense aseguran que en La
Plata no hay piezas arquitectónicas que repliquen fielmente el original, sino
que las corrientes más definidas -no puras, insisten-, nacidas en su mayoría en
Europa, se observan en casas y edificios que portan los rasgos más
característicos del estilo que se buscó reproducir. Y las casonas locales Tudor
no son la excepción.
EN EL BOSQUE, JUNTO A LAS VÍAS
Una casona representativa del pintoresquismo platense es la emplazada
frente a la facultad de Ingeniería, sobre la calle 47. El proyecto se
materializó en 1926, cuando el entorno era puro buscar. La mandó a construir el
ingeniero Ángel Morosi y la habitó junto a su familia hasta el fin de su vida.
Para cumplir con su proyecto Morosi, que se complementó como director del
Puerto de La Plata, hizo importar carpintería, pisos y muebles de Europa. La
casa tiene 14 metros de frente y al fondo es irregular: de un lado tiene 70 y
del otro 60 metros, y eso porque por ahí pasan las vías del tren.
“El Tudor fue traído por los ingleses al introducir el sistema ferroviario
y con la construcción de las estaciones. A partir de 1914, con la fundación de
City Bell, empezaron a edificar ese tipo de casas en la Región. Antes, casi
todo fue francés, y para la fundación de La Plata en sí se trajeron 50 casillas
de madera de Estados Unidos y Canadá, con mano de obra de inmigrantes
italianos”, repasó Claudio Catera, miembro de ICOMOS Argentina y experto en
bienes patrimoniales. .
En rigor, aclaró Catera, la morfología de viviendas y edificios públicos
platenses que corresponden a un movimiento arquitectónico, siempre es
“ecléctica”, es decir, son inmuebles que poseen influencias estilísticas. “Nada
de lo que construyó se reprodujo tal cual los originales, pero contrariamente a
lo que puede pensarse, tiene un gran valor el hecho de que no se haya
respondido de manera exacta al Tudor inglés, y en ese sentido el mejor ejemplo
es la ciudad. de Buenos Aires, donde en la ruta del Art Nouveau están
representadas todas las corrientes de esa arquitectura, con distintos
exponentes”, subrayó el especialista.
DE FRANCIA A INGLATERRA
Las primeras edificaciones platenses respondieron, como se dijo, a la
arquitectura francesa, muy en boga hacia fines del Siglo XIX en Europa misma y
en las grandes urbes latinoamericanas que se crearon durante el post
colonialismo. En La Plata, al nacer, en 1882, se extendió sobre todo el gusto
por el Art Nouveau. Con mano de obra netamente italiana (fueron albañiles de
ese sector de inmigrantes los que cruzaron el Atlántico para levantar la
“ciudad nueva”) y alguna pretensión de “seguir la moda”, los sectores de la
población más acomodados buscaron renovar los estilos, ya desde los años 20
miraron la arquitectura inglesa que se expresaba en la Región en las estaciones
del tren y en algunas viviendas que las rodeaban.
También llamado pintoresquismo, las primeras viviendas de ese estilo fueron
destinadas al personal de los ferrocarriles. Aisladas o apareadas, estaban
rodeadas, como se dijo, de pequeños jardines con un cerco que acotaba el
espacio propio. Algunas de esas construcciones se han caracterizado por exhibir
en el hall de entrada el escudo correspondiente a la genealogía familiar.
EL CASCO Y CITY BELL
Además de las propiedades que exponen en City Bell los rasgos típicos del
Tudor, en el casco platense se ven distintos ejemplos del estilo, por caso, dispersas
en cuadras de la avenida 7 de 60 hacia 72, en algunos rincones del Barrio
Norte, en la avenida 60 desde 19 a 31, en zonas aledañas al Paseo del Bosque, y
en sectores incluso bien alejados del Centro casi lindando con la
Circunvalación.
Acaso el más emblemático estilo Tudor de la Ciudad sea el de las casas
“gemelas” -16 y 62, sobre uno de los “triángulos” de manzana con los que cuenta
el trazado platense-. De esas quedó una sola “hermana”, pues la otra fue
demolida en 2017. Habían zafado de la destrucción en varias oportunidades
gracias a la movilización de vecinos y organizaciones conservacionistas, pero
finalmente ese año a una la tiraron abajo. El par se había levantado en 1930.
Hay muchas otras casas Tudor repartidas en diferentes zonas; salpican de
tanto en tanto las manzanas de los barrios céntricos, ya veces aparecen casi
escondidas entre viviendas de otros estilos, algunas muy intervenidas tras su
construcción. También existe un buen número que fue respetada en su
originalidad ya lo sumo se restauraron con una puesta en valor rigurosa.
Se pueden mencionar las situadas en la avenida 1 entre 45 y 46, 47 entre
115 y 116, 7 y 65, 65 entre 7 y 8, y diagonal 74 entre 54 y 15. Todos esos
exponentes del estilo inglés fueron diseñados y edificados entre las décadas
del 20 y el 30.
Con la fachada
recién pintada, una Tudor en 1, 45 y 46
El Día