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La increíble historia del hombre que abrió el cofre centenario


En un nuevo aniversario, en La Plata emergen historias desconocidas. Como las de Roberto Williman, un comerciante que tuvo una tarea especial en el centenario.


Es un día más en la vida de Roberto Williman. Como todas las mañanas, se encuentra trabajando en su local de venta de motosierras y maquinaria para construcción y jardinería. Entonces suena el timbre y el hombre de más de setenta años, que luce un chaleco y barbijo negro, deja sus tareas para abrir la puerta.

Sin decir una palabra, se desplaza hasta el mostrador de su negocio y saca una gran caja de madera. Con la misma energía que un pequeño cuando juega en una plaza, Williman busca algo entre los objetos. Primero toma un álbum de fotos y luego recortes de diarios de páginas amarillas, una medallita de plata y una carta. Sin embargo, sus ojos brillan de nostalgia cuando agarra con sus dos manos una piedra. De repente, la apoya con cuidado sobre el mostrador. Parece una piedra más como cualquier otra. En verdad, es un pedazo de ladrillo con una mezcla de pegamento y granito. Sin embargo, él mismo se encarga de aclarar que lo que tiene entre manos significa un pedazo de historia.

“Esto lo guardé como recuerdo de los 100 años de La Plata”, indica. Y luego muestra las fotos en donde se lo ve con una motosierra y un casco naranja: la vez que colaboró con la Municipalidad para desenterrar el cofre que Dardo Rocha, el fundador de la ciudad, guardó el 19 de noviembre de 1882 y que debía ser descubierto en 1982.

Por aquel entonces, la capital bonaerense vivía días agitados. La euforia por la celebración del centenario se mezcló con el dolor de las familias y amigos de los desaparecidos por la dictadura cívico militar y las secuelas que dejó la infame guerra de Malvinas. En ese contexto, La Plata se preparaba para un festejo con epicentro en plaza Moreno. Allí un grupo de albañiles convocados por la Comuna realizó un despliegue excepcional para excavar la Piedra Fundacional, el centro histórico de la ciudad. Al igual que varios platenses, Williman paseaba para ver cómo se desarrollaban las tareas.

 “Pasé una mañana y se me ocurrió preguntar a ver si les podía traer una máquina para cortar hierro y hormigón. Dijeron que sí. Lo que hacía era cortar en bloques para que después golpearan con la maza y salieran pedazos grandes, no chiquitos como venían trabajando ellos”, recuerda y dibuja en el aire unas líneas similares a las que hizo en aquel entonces.

Las tareas no fueron tan sencillas. Es que el equipo que convocó el municipio no contaba con un plano ni con las indicaciones para llegar hasta la placa de mármol, que estaba debajo del corazón de la ciudad y que en su interior guardaba el tan ansiado cofre.

 “No se sabía dónde estaban las tapas, entonces se empezó a excavar y romper el macizo del lado del Palacio Municipal. Ahí se vio que había una tapa del cofre de granito, que había que empezar a trabajar por el lado de arriba. No se sabía nada”, dice Williman con una sonrisa detrás de su barbijo. 




Para el 19 de noviembre de 1982, las autoridades locales montaron una carpa gigante en la plaza Moreno. Sobre las avenidas 51 y 53 se armó una exposición con stands de locales de la ciudad, que se extendió hasta la avenida uno. Más allá de todos estos atractivos, lo que tenía en vilo a los platenses era saber qué había dentro del cofre que Dardo Rocha guardó en la cripta para las futuras generaciones y que debía ser desenterrado en el centenario.

“Trabajamos todos los días, de mañana y de tarde, había una persona que hacía registro de todo lo que usaba: martillos, corta fierro, equipo para cortar hierro y hormigón de la marca Stihl”, rememora. Roberto es platense y lleva 54 años en el rubro de las motosierras, por eso sabía cómo utilizar la maquinaria para colaborar con los albañiles quienes le dijeron en más de una oportunidad que “todavía les dolían las manos de tanto martillar”.

 “Son discos de piedra y hay que saber cómo manejarlos. Por eso me ofrecí a dar una mano cuando vi que los trabajos no avanzaban mucho”, señala. En la actualidad la máquina está en manos del cuartel de Bomberos de Magdalena y Roberto tiene el deseo de recuperarla para donarla al museo Dardo Rocha. “La idea es canjearla por una motosierra de las que usan ellos. Estos equipos dejaron de usarse por el ruido que hacen y las chispas que largan son un peligro”, explica.

Durante la excavación se recrearon mitos: desde cajas de vino que habían sido guardadas por los fundadores de la ciudad para brindar hasta el curioso hallazgo del esqueleto de un gorrión. “Era todo mentira. Eso fue un juego entre los albañiles. Estábamos a un metro y medio de profundidad y sólo encontramos el cofre detrás de la plancha de mármol, que tenía una placa que decía Municipalidad de La Plata. Lo que sí te puedo decir es que los obreros escondieron cosas para que sean vistas por las futuras generaciones en el Bicentenario. Uno guardó el juguete de su hijo, así que supongo que lo verán en 2082”, expresa Roberto, en tono risueño.

Su colaboración en la excavación le impidió concurrir a eventos familiares y hasta se enteró que su mujer estaba embarazada mientras trabajaba en el pozo. “Fue un orgullo porque es algo que no se va a volver a repetir, en realidad sí, pero ya no voy a estar. Capaz mis nietos”, dice y sus ojos se llenan de melancolía. El intendente de facto aquel entonces, Abel B. Román, reconoció a todo el equipo de personas que participó de las tareas, incluido Williman.

En su interior, el cofre tenía un acta de la fundación firmada en un pergamino, una copia de la Ley de Federalización de la Ciudad de Buenos Aires -que hasta entonces había servido como capital provincial- y una caja llena de medallas de cada grupo masón que tuvo participación el día del nacimiento de la ciudad. El 19 de noviembre de 1982, en efecto, quedó marcado a fuego en la historia de la ciudad.




Las postales fueron miles: la torta gigante, la carpa, la galería, los platenses caminando a paso de hormiga para llegar a la plaza Moreno y hasta la ronda que hicieron las Madres de Plaza de Mayo.

En medio de la cuarentena, el museo Dardo Rocha publicó en su Facebook una serie de fotos inéditas de las tareas que se realizaron para llegar hasta el foso. En una de las imágenes aparece Roberto, con un casco naranja y su motosierra, haciendo las canaletas para que luego los albañiles puedan romper con el martillo. Gracias a ese posteo, miles de platenses le agradecieron todo el esfuerzo y ganas para desenterrar el cofre. “Me comentaron que subieron una foto. Yo casi ni uso la tecnología. La gente escribía para agradecer por lo que había hecho pero para mí fue muy lindo participar de algo tan importante. La verdad que no sé cuánto tiempo hubiesen tardado sin la máquina que yo tenía”. 

Todos los días hoy decenas de personas pasan por el negocio de Williman. Sin embargo, pocos -por no decir ninguno- sabe que ese hombre estuvo trabajando día y noche, junto a un grupo de albañiles, para cumplir con el deseo de Dardo Rocha: extraer el cofre el día del centenario de la ciudad que fundó.



Begun / Martín Arrua / 2022


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