Calle sí, calle no, paredón, rampa o verde en la historia de las plazas
En más de un siglo, en algunas de las principales del casco hubo retoques y
cambios rotundos de diseño y funcionalidad.
on calle, sin calle, con paredón, con rejas, con estructuras de hormigón o
todo verde. Lo de cambiar las plazas es tan viejo como la Ciudad y parece
indicar cambios de tendencia, de eras y de opiniones sobre un mismo fenómeno.
Como el tránsito, por ejemplo, que hizo abrir calles y en cuestión de años,
cerrarlas.
De todo eso dan cuenta la historia de 142 años, las noticias reflejadas por
este diario y las pesquisas en el pasado, de Roberto Abrodos. Hoy rodeado por
un vallado de palos y media sombra, Plaza Italia, alguna vez estuvo rodeado por
un muro. “Se denominaba `Plaza del Ministerio de Hacienda´. Luego, en 1895 se
le impuso su denominación actual”, apunta el vecino especialista en historia
local. A partir de ahí, en las décadas sumó el monumento que hoy la Comuna
moverá hasta colocarlo en el centro del predio, como estaba en su inauguración
(1900).
La enorme columna de granito tuvo reja en años posteriores y en 1917 sumó
el águila de bronce que sostiene las banderas de Argentina e Italia (un
homenaje al aporte de la colectividad). Se cambió en 1952, cuando un grupo de
vecinos convenció al entonces Gobernador Víctor Mercante de hacer cruzar la
avenida 7 por el centro para aligerar el tránsito. Por esos años se recorría el
camino inverso en Plaza Azcuénaga, de 19 y 44: era de las pocas “partida al
medio”, en ese caso por la diagonal 73, pero fue cerrada con maceteros
circulares.
Ese tramo de calle quedó como un sendero. Alberga ferias los fines de
semana e hizo las delicias de varias generaciones de chicos en bicicleta,
triciclo y el ya casi desconocido karting casero, construido con madera y
rulemanes de desecho en casas y talleres de autos. Es (junto a la Belgrano,
Italia, Paso, Rocha, Rosas e Yrigoyen) una de las plazas centrales de la
Ciudad.
La experiencia de allí también se copió en Plaza Italia. En 1965 se
abandonó la idea de la calle cruzante y se creó un estacionamiento que ahora
también se cambiará por una extensa vereda con plantas en el medio.
Entre las reformas, Abrodos cita el caso de la “Plaza Juan José Passo”, de
13 y 44. Así se la llama desde 1901 en homenaje al secretario de la Primera
Junta. “Durante los años 1972 y 1973 fue remodelada con la construcción de
taludes ascendentes, orientadas hacia el centro, construcción de caminos
interiores y perimetrales y parquización. Además, se dotó de iluminación y
juegos infantiles”, detalla el investigador. Aclara que esos cambios no tocaron
los árboles.
Tampoco conserva su diseño original Plaza Moreno. “Primitivamente, se la
llamó plaza principal o de `la Municipalidad´, hasta que en junio de 1901 se le
impuso el nombre que evoca al prócer. Sufrió su primera remodelación en el año
1910 y la segunda en 1942, con la que adquirió la fisonomía actual”.
En tanto, “en 1910 el Intendente, presentó un proyecto de ordenanza que
autorizaba la inversión de 2.000 pesos para cercar y plantar árboles en la
tierra comprendida entre las calles 50 y 54 y de 23 a 27, destinada a Plaza de
Armas”, señala . Sería luego el Parque San Martín, renombrado luego “Vucetich”.
Eran los años en que la Plaza San Martín, que ahora lucirá también un
vallado por obras que cambiarán sus veredas, esquinas, y ormanentos, se la
denominada “Primera Junta”.
En esos días, se trataba “el proyecto de ordenanza que permitía demoler los
murallones que rodeaban dicha plaza”, añade Abrodos sobre el paredón de la
entonces Plaza del Ministerio de Hacienda que ahí mismo pasó a llamarse
“Italia”.
A la lista puede sumarse Plaza Yrigoyen (19 y 60), inicialmente (en 1901)
llamada “Alsina”, hasta la mudanza de ese nombre al predio de 1 y 38, en 1975.
En el centro resalta una glorieta y un reloj solar. La primera fisonomía, de
hace un siglo tuvo un fuerte impacto entre fines de los `70 e inicios de los
`80. El gobierno de facto decidió sobrecargar con cemento.
El diseño estrambótico, de rampas y desniveles, señalado por todo tipo de
críticas aparece en “Los chicos desaparecen”, novela del escritor platense
Gabriel Báñez.
De todo eso, prácticamente no queda nada en el diseño plano y verde de
estos días.
El Día / 2-6-2024