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1882: así se construyó la Presidencia de la UNLP



Breve recorrido por la construcción que nació como sede del Banco Hipotecario y casi es demolida por el gobierno militar.


Cientos de platenses caminan diariamente bajo la atenta mirada de la estatua de Joaquín V. González, en 7 entre 47 y 48. Testigo silencioso de una gran cantidad de manifestaciones estudiantiles, la figura del padre de la Universidad Nacional de La Plata se impone delante del edificio de Presidencia, donde actualmente funcionan un sinfín de oficinas administrativas, un archivo histórico y hasta una sala de Consejo Directivo. Sin embargo, el inicio de una de las construcciones más icónicas de la ciudad tuvo un origen alejado de la educación superior.

La historia comienza en 1882, luego de la creación de La Plata como capital de la provincia de Buenos Aires, el gobernador de aquel entonces, Dardo Rocha, decidió que el Banco Hipotecario bonaerense comenzara a funcionar en la ciudad cuanto antes. Un dato pintoresco es que, anteriormente, la entidad estaba ubicada en pleno centro de la Ciudad de Buenos Aires, en el edificio donde actualmente se encuentra el Banco Central de la República Argentina.




Vale destacar que la construcción del Hipotecario fue una de las grandes obras que se hicieron en La Plata, junto con la Gobernación, la Municipalidad, la Catedral, Tribunales, entre otros. A pesar de la magnitud de esta sede, los trabajos se iniciaron a fines de 1882 y finalizaron en noviembre de 1884.

“Era un edificio que no estaba dentro del plan fundacional que comprende el trazado de la ciudad y el proyecto de los principales edificios. Hubo un concurso internacional para los proyectos de los edificios de la Municipalidad, Legislatura, Casa de Gobierno y la Catedral. De todos esos, los únicos que se les otorga un premio son al Municipio y la Legislatura. Los demás, los termina realizando la sección de Arquitectura del Departamento de Ingenieros que dirigía el ingeniero Pedro Benoit. Hay otros edificios que no pertenecen a ese plan, pero que de alguna manera adoptan las bases del concurso internacional. Estos son los edificios rodeados de jardines como Banco Hipotecario Provincial, que después sería la Presidencia de la UNLP y la Casa Matriz del Banco Provincia, que está al lado”, cuenta el arquitecto y ex decano de la Facultad de Arquitectura de la UNLP, Fernando Gandolfi.




El diseño del proyecto fue encargado al arquitecto italiano Giovanni Antonio Buschiazzo, quien contó con la colaboración del Ingeniero Luigi Viglione. Para su desarrollo, siguieron los lineamientos de la arquitectura monumental que caracterizaba (hasta el día de hoy) a los edificios de la época de la fundación de La Plata: una manzana entera con jardín perimetral, piano nobile (planta principal), fachadas con estilo ecléctico y cubierta tipo mansarda.

De esta forma, sobre la icónica avenida 7 de la capital bonaerense quedó consolidado una suerte de “eje bancario”. Es que al Banco Hipotecario Provincial y al Banco de la Provincia de Buenos Aires se incorporó la Bolsa de Comercio (en 6 entre 45 y 46), luego el Banco Nación (primero en 47, y desde 1917 en 7 y 48), el Banco Hipotecario Nacional (activo desde 1886, aunque su sede actual de 7 y 49 data de la década de 1920) y el Banco de Italia y Río de la Plata (instalado en 1888 en 7 y 48).

Sin embargo, como consecuencia de la profunda crisis que afectó al país durante la presidencia de Miguel Juárez Celman, el Banco Hipotecario bonaerense cerró sus puertas. Así, el edificio comenzó a albergar a la Universidad Provincial de La Plata.




La flamante casa de estudios quedó inaugurada públicamente el 18 de abril de 1897 bajo el mandato de Dardo Rocha, que fuera elegido como su primer Rector, y extendió su vida académica hasta 1905. Por aquel entonces, solo tenía tres facultades: Derecho, Fisicomatemáticas y Química. Además de una Escuela de Parteras.

La Universidad funcionó entre 1897 y 1905 en condiciones precarias por falta de recursos materiales y elementos para la enseñanza. Durante el transcurso del año 1904 la evidente decadencia de la casa de altos estudios bonaerense no escapaba a la visión de intelectuales y políticos, y esto se reflejaba principalmente en la escasa concurrencia a sus aulas.




“Esa Universidad provincial es el antecedente de la Universidad Nacional, de 1889, empieza a funcionar únicamente en ese edificio. Esa sede del Banco Hipotecario de la Provincia de Buenos Aires dejó de existir como institución y fue cedido a la Universidad provincial. Tuvo una vida efímera y poco efectiva”, dice Gandolfi. Y agrega: “El gran proyecto es el de Joaquín V. González. Se habla de que la Universidad fue nacionalizada, pero en realidad se trata de un proyecto nuevo para una Universidad nacional”.

Con la nacionalización de la casa de altos estudios, Joaquín V. González asumió como su primer Presidente de la Historia y, desde ese momento, dio inicio a un crecimiento sostenido. Con la integración de algunas unidades académicas como la Facultad de Veterinarias y Ciencias Agrarias, el Observatorio y el Museo de Ciencias Naturales.

Actualmente es un error decir Rectorado, está instalado hasta en las propias autoridades de la Universidad, pero es el edificio de la Presidencia. Joaquín V. González entendía que la Universidad era una República que tenía una Federación de provincias, que eran las facultades. Por eso hay que hablar de Presidente de la Universidad y no de Rector”, aclara Gandolfi.

EL EDIFICIO

Tanto Gandolfi como la Arq. Ana Ottavianelli forman parte del Instituto de investigaciones en Historia, Teoría y Praxis de la Arquitectura y la Ciudad (HiTePAC) e impulsaron un extenso trabajo sobre la historia del edificio de Presidencia de la UNLP y las modificaciones que se hicieron desde su inicio hasta la actualidad.

La investigación cuenta con fragmentos muy interesantes en los cuales se detalla las particularidades de la construcción y fotografías que permiten apreciar los cambios en la fachada y en sus alrededores.

En ese sentido, se destaca que la planta del edificio de la UNLP se organiza alrededor de dos patios o claustros. El principal, con una columnata perimetral, permanece en estado original; mientras que el segundo fue transformado y ocupado por otros bloques.




La fachada principal es simétrica y cuenta con una escalinata central que conduce a las puertas principales vigilada por dos esculturas. En lo alto, tres ventanas, el nombre “Universidad Nacional” y arriba un reloj que corona la entrada. Esta verdadera joya arquitectónica la culminan una mansarda a la francesa y una cúpula con aguja.

En 1930, el acceso principal quedó custodiado por la imagen de Joaquín V. González. Una imponente estatua de bronce realizada por el escultor argentino Hernán Cullen.




Otra de las particularidades es que en su interior hay tres tipos de pisos: mosaicos calcáreos prensados para el patio y las galerías; tablas de pinotea para los locales estándar; y de marquetería para las oficinas más importantes.

MODIFICACIONES Y UN POLÉMICO PROYECTO

Con el correr de los años, la Universidad fue creciendo a pasos agigantados y las autoridades que pasaron por el sillón de 7 entre 47 y 48 fueron impulsando distintos cambios en la estructura original.

De acuerdo a la investigación, en 1960 el edificio de Presidencia sufrió transformaciones como construcción de entrepisos, supresión de los arcos de las ventanas de la fachada, partición de locales y colocación de equipos de aire acondicionado.

Sin embargo, un hecho puntual cambió completamente la historia de la arquitectura de la ciudad.




En 1966, se inició la construcción de un edificio anexo a la Casa Matriz del Banco Provincia, en la manzana contigua a la de la sede universitaria, sobre el sector de jardines frente a calle 6. La obra, más allá de ser una intervención arquitectónica poco estridente, sentó un precedente poco deseable para la ciudad al ocupar buena parte de uno de los jardines que formaba parte de su identidad urbana, de su imagen histórica.

En 1968, la autodenominada Revolución Argentina había intervenido el Rectorado de la UNLP y diseñó un Plan de Desarrollo Físico, cuyo objetivo era organizar los edificios de las Facultades de Derecho, Humanidades y Ciencias Económicas. Esto suponía no solo la construcción del edificio de aulas (actualmente funciona el Edificio Sergio Karakachoff) sino que también la demolición del antiguo –llamado así por el gobierno militar- Rectorado.




Aunque el Edificio Tres Facultades nunca fue terminado, y el edificio de Presidencia no fue destruido, se llegó a concluir una parte en forma de “ele” que ocupa los jardines del antiguo del edificio del Banco Hipotecario.

Lo llamativo es que este proyecto se manejó con mucho hermetismo por parte de los interventores de la UNLP y generó polémica entre los vecinos de La Plata, entendiendo que este bloque de hormigón iba a romper la armonía del espacio urbanístico de la ciudad. Por aquel entonces, los edificios bajos y jardines no se correspondían con el concepto de “moderno”.

Otra particularidad de este proyecto es que fue la propia Universidad la que degradó su hábitat, ya que perjudicó la estructura del edificio de Presidencia sobre todo en sus aspectos funcionales, estéticos y los referidos a la habitabilidad. Primero se hizo una gran excavación en dos lados del terreno y se instaló un imponente bloque de cemento de ocho niveles para las tres facultades. También se construyó un auditorio y la pequeña torre para oficinas de Rectorado.




"Esto fue la construcción de unos pabellones que estaban en la esquina, pero lo principal, el mayor conflicto, fue la destrucción de los jardines. El resto eran construcciones menores. Es un edificio de alguna manera escandaloso que, incluso, contemplaba la demolición del edificio principal. Según ese proyecto, la actual Presidencia se demolía e iba al lugar de la esquina de 7 y 47: un edificio de 5 o 6 pisos que iba a ser en sí el edificio de la Presidencia”, completó Gandolfi. 

Por último, vale mencionar que el edificio apodado "Tres Facultades", fue motivo de múltiples mitos urbanos. Quizás el más conocido es que los planos fueron diseñados para “levantar” una cárcel y que había sido construido de esa forma para que no puedan ser tomadas por los supuestos internos.

REVALORIZACIÓN DEL ESPACIO

Con el regreso de la democracia, las autoridades proyectaron distintos trabajos tendientes a recuperar el edificio, pero se encontraron con un gran problema: la proximidad del bloque de hormigón.

Esta revalorización incluyó la supresión de entrepisos, demolición de grandes salones (Consejo Superior) y restauración de cielorrasos, pisos de madera y trabajos de carpintería.

El palacio actualmente consta de dos cuerpos. El principal está ocupado por oficinas de la Presidencia mientras que el secundario sufrió más cambios, a raíz de la instalación de aulas.

El patio, por su parte, tiene un significado especial ya que fue sede de protestas estudiantiles, actos de reparación de legajos de estudiantes desaparecidos y entrega de Títulos Honoris Causa. Las autoridades instalaron un cerramiento traslúcido rebatible en forma electrónica, que permite usarlo eventualmente para actividades públicas de forma previsible.

En cuanto a la fachada, se refaccionaron todas las aberturas y persianas; como así también la renovación integral de la pintura y reparación de molduras.

En 2010, en tanto, la casa de altos estudios logró recomponer el reloj que corona la entrada al edificio y que había comenzado a marcar la hora en 1895. Un desperfecto mecánico lo mantuvo sin funcionar hasta que el relojero Javier Ahumada logró darle vida a esta reliquia. “Recuperé su máquina, sonería, agujas y números. Iluminé su esfera y puse en condiciones la sala de máquinas”, había manifestado en ese momento.




También hubo una parquización del espacio verde, que incluyó la plantación de nuevos ejemplares de naranjos sobre la vereda interna. Además, se colocaron 200 metros lineales de rejas de hierro macizo, compuestas por columnas reforzadas y paños de 4.50 metros, con una altura de 3.50. Las mismas respetan las características originales del edificio.

Sobre las oficinas administrativas, en tanto, las autoridades impulsaron trabajos de adecuación y mejoras en los espacios y equipamiento de las distintas oficinas. Incluyó la recolocación de los equipos de aire acondicionado.

Lo cierto es que esta sede bancaria que no fue, hoy en día es una verdadera fábrica de conocimientos que guarda en cada uno de sus rincones actividades de congresos, posgrados y vinculación comunitaria, poniendo a disposición sus tres salones –Superior, “Dardo Rocha” y “Alfredo Palacios”.

 

0221.com.ar / Begum / Martin Arrua

 

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